Partido loco en el Martínez Valero donde los tres puntos se fueron a Heliópolis bañados en oro, con un Real Betis que mostró sus dos caras de la temporada ante un Elche CF que compitió muy bien, pero al que todo le son pulgas como perro flaco.
El Betis sigue abonado a la locura. Otro partido loco donde el resultado pudo haber sido muy diferente si alguna de las piezas del rocambolesco puzle no hubieran encajado como así terminaron encajando. Y gran parte de culpa fue del colegiado Iglesias Villanueva, muy perdido y con un arbitraje muy raro, donde acciones aparentemente sin importancia tuvieron castigos mayúsculos.
El primero, un penalti de Abner sobre Lucas Boyé tras un leve roce con su bota en la bota del delantero ilicitano, que está muy listo quedándose en el suelo y protestando la jugada una vez que el partido se detuvo. Esta demora obligó al VAR a avisar al árbitro, que no había visto nada punible en la acción, y acabó señalando penalti al ver una toma muy sesgada de la jugada, como suele ocurrir. Fidel se encargaría de disparar y anotar la pena máxima.
Pero la cosa no terminó ahí, pues un Betis muy tocado por el inexplicable penalti se vio muy superado por un Elche que mordía como si la vida le fuera en ello, que en realidad es lo que pasaba. Y en una de esas, disparo de Boyé desde fuera de área con más corazón que puntería y al que Bravo no llega, adoleciendo una vez más de los reflejos y rapidez que debe tener un portero en un equipo como el Betis. El 2-0 era demasiado premio para el Elche, que con apenas ponerle más intensidad que los verdiblancos, hoy de naranja, se veían con un resultado muy abultado.
Al Betis le costó enterarse de que el partido había comenzado y que en apenas nueve minutos ya le habían hecho dos goles. El Elche seguía mordiendo en cada jugada y a los de Pellegrini les era imposible armar alguna jugada con cierto peligro. La tendría en las botas de Ayoze, pero su disparo fue manso a las manos de Edgar Badía. No sería hasta la segunda parte cuando, habiendo hecho Pellegrini dos cambios dando entrada a Borja Iglesias y a Miranda, el Betis aumentara un poco el ritmo. El Elche bajó el listó y acusó el esfuerzo de la primera mitad, y de una jugada anecdótica, Fekir saca la expulsión de Magallán en una mano que aparentemente no tendría más castigo que la primera pero desde el VAR avisan al colegiado, que entiende que es último hombre, y lo expulsa.
Esa decisión cambió el partido, al igual que el penalti de la primera parte marcó el inicio del encuentro. El Elche acusó el jugador menos y en tres minutos el Betis empató el partido. Primero de penalti, cuando Fidel derriba a Ayoze, que se colaba hasta la cocina. Borja Iglesias anotó el enésimo penalti y daba alas al partido. Dos minutos después, un centro de Miranda se pasea y acaba sorprendiendo a Badía, que solo puede ver como se colaba dentro sin saber si había tocado en alguien.
Pero el Betis no supo leer el partido una vez que fue capaz de empatar y pecó de unas prisas innecesarias, que volvió aún más loco el partido y el correcalles no servía de nada. En este tramo vimos a un Betis incapaz de dar tres pases, de aguantar la posesión, de nuevo superado por la intensidad de un Elche muy enrabietado, y fuera de lo que debía pedir el partido. La calma y la precisión brillaron por su ausencia, pero contra diez, cuando el equipo tenía la pelota y jugaba, pasaban cosas, y de una jugada de nuevo sin apenas peligro, llegaría el tercer penalti, en unas manos de Roco, que toca la pelota con el brazo y se ayuda, de manera involuntaria, para impedir que Borja Iglesias se llevara la pelota dentro del área. Penalti raro, de esos que se decía que no se iban a pitar, pero que el Panda, esta vez, falló, ante un paradón de Edgar Badía.
Pero cuando parecía que el empate iba a ser el resultado final, la locura del partido dio un nuevo giro de tuerca cuando Willian José, que había entrado por Ayoze, dispara a puerta y se encuentra con el brazo, otra vez, de Roco. El penalti más claro de todos los que se pitaron en la noche ilicitana fue la que finalmente dio los tres puntos al Betis, pues Willian José sí engañó a Badía y confirmaba la remontada. Incluso el propio Willian pudo firmar un doblete, pero su disparo en la última jugada del partido se fue muy fácil para Badía, que no tuvo tiempo para sacar pues el colegiado ya decretaba el final.
El Betis se lleva tres puntos locos, pero de oro de la casa del colista, respira, coge aire, suma cuarenta puntos y se acerca a uno de la Champions. La semana que viene vendrá el Real Madrid al Villamarín, pero eso ya será otra historia.
