El Real Betis dice adiós a la Europa League en los octavos de final tras caer también en el partido de vuelta ante el Manchester United en el Benito Villamarín. Los verdiblancos gozaron de ocasiones pero sin pegada es imposible competir en este tipo de eliminatorias.
Nunca sabremos que hubiera pasado si Juanmi no falla el mano a mano con De Gea en el minuto 7. O si el disparo de Joaquín momentos después en lugar de ir al palo va hacia dentro. Está claro que el partido hubiera sido otro y que todos los aficionados béticos hubieran firmado un inicio de encuentro así, pero todo es fútbol ficción. La realidad es que al Betis solo le faltó el gol. Y eso no es poco en ésto del fútbol.
Los de Pellegrini salieron valientes al partido. Sin miedo a un intercambio de golpes donde tenían las de perder. El United también tuvo sus ocasiones en la primera mitad, pero dejó claro que sus intenciones iban a ser de controlar y buscar el hueco en la defensa verdiblanca. El Betis, por su parte, en un juego más directo generó peligro a la espalda de la defensa, pero el acierto fue nulo. Algo que no se puede permitir en este tipo de eliminatorias.
El encuentro tras el descanso seguía muy igualado. Un Betis peleón que seguía buscando con intención un gol que al menos le hiciera ganar el partido, pero el tiempo se le acababa. Encima, esa carrera contrarreloj a la desesperada provocó un ataque con más corazón que cabeza, lo que abrió el mediocampo y dejó a la defensa bética contra un United muy poderoso a la contra. Rashford falló dos ocasiones claras y a la tercera llegó el gol. En la menos peligrosa, con un disparo lejano imparable para Rui Silva y teledirigido a la base del palo. El gol decantaba la eliminatoria y aplacaba los ánimos del Villamarín.
El Betis sintió el gol y el United olió la sangre. Con mucho todavía por delante, los cambios de Pellegrini no hicieron efecto con las entradas de Canales, Borja Iglesias y Willian José. El Manchester, como en Old Trafford, quería más y por momentos el Betis sufría avalanchas de los Red Devils.
Sin tanto balón, el Betis sufría mucho y daba la sensación de esperar que el partido acabara cuanto antes y a olvidar esta tremenda eliminatoria de Europa. Porque la realidad es que el Betis no volvió a incordiar a De Gea en todo lo que restaba de partido, con un ritmo mucho más bajo y sin tanta motivación por meter un gol que volviera a avivar la eliminatoria. El partido estaba en un equipo que no bajó los brazos pese a todo y una afición que recompensaba el esfuerzo de los suyos sin dejar de animar hasta el final.
El Betis se despide de la Europa League. Era lo que se esperaba desde el día del sorteo. Enfrente, un transatlántico del fútbol mundial y en muy buena forma, además. Algo para lo que este Betis todavía no está para pelear. Dio la cara, pero eso no sirve sólo. El año que viene lo volverá a pelear.
