Tal día como hoy hace un año una noticia helaba el alma de todos los béticos. El Real Betis anunciaba, de buenas a primeras, que Nabil Fekir sufrió una lesión en el ligamento de su rodilla izquierda durante el partido ante el Elche CF y se perdería el resto de la temporada. Un mazazo a las ilusiones del curso.
Pero un año después, Nabil Fekir comienza a ser el jugador que era, recuperando sensaciones y dejando destellos de su calidad. Con el brazalete de capitán y abanderado del equipo por las circunstancias. Sin Isco, precisamente por lesión, el francés ha entendido que debe echarse el equipo a las espaldas y comandar a la guardia de Manuel Pellegrini a conquistar Europa una temporada más.
Con dos asistencias en nueve partidos, Fekir está volviendo a su mejor versión gracias también a la paciencia de Pellegrini, que ha sabido graduar su regreso a los terrenos de juego. Jugó 3 minutos ante el RCD Mallorca; 14 ante la UD Las Palmas; 21 contra el Granada CF y 45 frente al FC Barcelona. Y desde la jornada 22, titular indiscutible.
Fekir regresó de su lesión en el pasado mes de noviembre, aunque no sin las complicaciones evidentes de una baja tan prolongada en el tiempo, que incluso le hizo padecer una lesión posterior y diferente, típica del sobreesfuerzo por la recuperación de la primera. Y si en sus primeros minutos se le veía lento y torpe, ahora Fekir vuelve a parecerse a ese jugador que hacía encender las alarmas en los defensas rivales cuando la pelota está en sus pies.
Compromiso, capitanía y saber entender lo que el Betis le piden. Tanto, que gran parte del partido ante el Athletic Club lo jugó con los huesos de la nariz rotos, como pasada en Elche hace un año, pero con los ligamentos de la rodilla.