El Real Betis volvió a ganar un derbi después de mucho tiempo, y lo hizo a base de fútbol, goles, juego, intensidad e inteligencia. Los goles de Johnny Cardoso y el Cucho Hernández remontaron el de Vargas.
Las malas estadísticas del Real Betis en los derbis era la gran asignatura pendiente de este equipo que se clasifica para Europa, le gana a grandes rivales, es muy regular en Liga, gana la Copa del Rey… pero llegan los derbis y no sabe competir. La victoria de esta noche en el Villamarín debe ser obligatoriamente un punto de inflexión para este tipo de partidos de ahora en adelante. Al menos como local. En Nervión ya es otra película.
Los de Manuel Pellegrini llegaban al partido con su once de gala y ante un Sevilla FC que demostró desde el principio tener muy claro su plan de partido: esperar atrás, no dejar que el Betis se llevara la pelota con facilidad y salir a la contra. Tuvo un primer aviso en las botas de Isaac Romero, que dispara escorado dentro del área pero se topa con Adrián. Jugada precedida de una falta sobre Isco que el colegiado Busques Ferrer no concedió. Algo que sería la tónica habitual durante todo el partido.
El Betis mandaba, terminaba jugadas pero no asustaba demasiado. Algo que aprovechó el Sevilla para encontrar premio en una desconexión defensiva en una jugada vertical de Lukebakio, que cede para Vargas y fusila a Adrián dentro del área. El Sevilla se adelantaba en el marcador y los fantasmas de siempre sobrevolaron Heliópolis, pues al Betis le costó entrar en el partido de nuevo. Isco participaba poco, Antony estaba muy perdido en la banda e incómodo con el césped y Jesús Rodríguez era el único que entrañaba cierto peligro. Todo ello en la tónica de faltas y agarrones por parte de la defensa sevillista, que se encontró con un colegiado que le permitió hasta la saciedad ese límite del reglamento.
Pero el Betis encontraría el empate apenas diez minutos después del tanto sevillista, tras una gran jugada por banda derecha donde Sabaly llega a línea de fondo, la pone al área y Johnny Cardoso la empala perfecta para hacerla imposible para el meta visitante. El Betis empataba el partido y volvía a meter al Villamarín en el encuentro. Y cuando todo parecía que se iba empate al descanso, un pase perfecto de Isco de primeras deja solo al Cucho Hernández ente Nyland, que no falla y ponía el 2-1 de cara a la segunda parte.
En la segunda parte el Betis tiró de inteligencia y Manuel Pellegrini supo leer muy bien lo que demandaba el partido. El Sevilla en plano ofensivo no generó peligro alguno y los verdiblancos apostaron por un juego más conservador y esperar ocasiones a la contra. Aitor Ruibal sustituyó a Jesús Rodríguez y Lo Celso a Isco, quién además de ver la quinta amarilla se le vio algo tocado y con hielo en el banquillo. El Betis generó alguna que otra llegada sin peligro y rozó el tercero en dos ocasiones: la primera, en un disparo de Antony a la salida de un corner, que detuvo Nyland despejando, y el otro en un disparo de Cardoso que salió rozando el palo.
La segunda mitad fue bastante tranquila, tanto que ni parecía un derbi. Por más jugadores que García Pimienta metía en la zona de ataque, la inoperancia sevillista para armar alguna jugada ofensiva era nula. El plan del Sevilla era defender y defender, y cuando le tocó atacar no lo supo hacer.
El Betis vuelve a ganar un derbi desde septiembre de 2018, suma 47 puntos y sigue en la pelea por la Champions, aunque va amarrando poco a poco repetir plaza europea. Ahora, visitar al FC Barcelona.