Empatando bajo la lluvia

Cualquier punto es bueno si lo consigues ante un aspirante al título liguero. Cualquier punto es bueno si lo consigues ante un equipo que acumulan 17 partidos sin conocer la derrota. Cualquier punto es bueno si consigues dejar la portería a cero por 4º año consecutivo ante el Real Madrid como visitante. Y es que es verdad, cualquier punto sería bueno si no fuera porque el de Valdebebas supuso el 5º empate que encadenan los de Manuel Pellegrini en el tramo más importante del curso. Un punto que puede saber a mucho, pero también puede no saber a nada. Un punto que puede ser bastante, pero también puede no ser suficiente. A fin de cuentas, un punto más en la carrera por los puestos europeos.

El problema del Real Betis no fue igualar el tanto inicial de Yannick Carrasco en el marcador, aguantar 80 minutos con uno menos ante el Athletic Club o dejar la portería a cero teniendo en frente a Karim Benzema. El problema del Real Betis fue no salir del Martínez Valero con los tres puntos y dejarse empatar hasta en dos ocasiones por el Valencia CF. Es por eso que ahora lograr un punto contra los pupilos de Zinedine Zidane no supone el tesoro que todo el mundo esperaba llevarse del Alfredo Di Stéfano. Cuestión de exigencia y competitividad. Otra «medallita» para el bueno del Ingeniero.

A pesar del tramo final de la primera parte en el que los blancos encerraron al cuadro bético en su campo (y su área), los pupilos del técnico chileno compitieron desde el primer hasta el último minuto de partido. Pero no solo defendió con uñas y dientes cuando tuvo que hacerlo, sino que puso en apuros al Real Madrid de la misma forma que lo habían hecho los blancos. Si no fuera porque Borja Iglesias se pareció al Borja Iglesias de 2020 o que la conducción de Guido Rodríguez terminó llevándolo hasta una zona que el argentino no acostumbra a explorar, los puntos del casillero verdiblanco podrían ser más de 50.

Aunque poco (o nada) se le puede reprochar al pulpo de los pulmones infinitos. Guido Rodríguez volvió a ser el bastión sobre el que Manuel Pellegrini erigió a los suyos. El argentino tuvo en enfrente a un maestro en lo suyo como es Carlos Henrique Casemiro, pero el ex de América no iba a dejar que un brasileño le superase. No escatimó ni un solo esfuerzo. Corrió, luchó, chocó y se mojó. Porque a Guido Rodríguez no le hicieron falta ni paraguas para protegerse de la lluvia. Ni a él ni a Víctor Ruiz, su fiel aliado en la batalla de Valdebebas. Otra actuación digna de ser premiada con una renovación que el central catalán se apunta en su agenda. La agenda de un jugador que sí es competitivo.

De esta manera, el Real Betis pone fin a su Tourmalet particular sin haber perdido ni un solo partido, pero durante el cual tampoco ganó ninguno. Ahora, en el sprint final de la temporada, ya no valen las excusas. Con un buen Diego Lainez –vertical, eléctrico y participativo– y un mejorado Sergio Canales, los heliopolitanos tienen que volver a sumar de tres en tres. Real Valladolid, Granada CF, SD Eibar, SD Huesca y Celta de Vigo se están jugando mucho, pero más todavía se están jugando los pupilos de Manuel Pellegrini. Es momento de que el Real Betis, como la lluvia que cayó ayer en el Alfredo Di Stéfano, vaya de menos a (mucho) más.