Papá. ¿Por qué somos del Betis? Podría preguntar cualquier niño, aunque entendamos niño hasta a un señor de 60 años, justo al terminar el partido que le ha dado los tres puntos frente al Granada CF y que lo hace ser virtualmente equipo de Europa la próxima semana. Sufrió e hizo el tonto a partes iguales. No era el día para especular, pero lo hizo.
Las ganas se quedaron en Twitter; la motivación, en el autobús. El Betis no salió del todo mal al verde del Villamarín, pero se le acabaron las ideas demasiado pronto y el Granada, solo con mirar, ya incordiaba una arriesgada salida de balón y una nula movilidad a partir del minuto diez de partido. No había ocasiones, no había ritmo y eso era la peor de las noticias. El Betis se jugaba cerrar Europa, pero parecía ser un partido cualquiera de pretemporada.
Sin Fekir al Betis se le hacía denoche al tercer pase. Ruibal era el único con algo de ritmo y picardía, como le caracteriza, pero poco más. El Betis pasaba de posesiones largas pero nulas ante un Granada que no quería correr demasiado a tramos en los que los uys eran de los visitantes. De hecho, las mejores ocasiones fueron para los de Diego Martínez. Primero, sacando Bravo un despeje de Bartra a propia puerta y mandando a córner el rechace que le cayó en los pies al jugador granadista. Cada falta al borde del área del Betis era un suplicio para la defensa bética, que volvió a mostrar su peor versión. Demasiado blando para la ocasión.
Pero la mejor de las noticias es que el Granada no estaba para mucho, y se dejaba espacios y huecos a la espalda que cualquier otro equipo hubiera aprovechado para hacer un roto. El Betis lo encontró en una de esas: balón largo a Ruibal, que la pone a Borja Iglesias dentro del área. El gallego controla, pero se queda de espaldas a la portería entre defensas que no enciman y le permiten definir con un giro sensacional y batir a Aaron. El Betis iba ganando, pero el partido se le haría demasiado largo.
En la segunda parte, el Betis hizo lo único que no se podía permitir: especular. El partido se adormiló y en eso el rival de hoy es experto. Los verdiblancos se fueron poco a poco del partido, cayendo en su propio ritmo lento y mamoneando, como diría aquel. Hasta que en una de esas, Bartra se equivoca cediendo a Bravo, la deja demasiado corta y se la deja en bandeja a Machís para que regatee al chileno y empate el partido. Se le iban los puntos al Betis por hacer el tonto.
Y aun con esas, el gol del Granada no espoleó al Betis. Todo lo contrario. El partido volvió a igualarse y no sería hasta la entrada de Lainez, y sobre todo Rodri, cuando el ritmo aumentara, le diera vida al muerto Betis y todo cambiara para los intereses béticos. Hasta ese momento, la sensación de peligro era de los visitantes, que de falta en falta iban colgando balones al área y probando a una defensa que hoy mostraba su peor cara. Con la pelota, pérdidas y pérdidas y errores tras errores.
Pero entró Rodri. En apenas veinte segundos el canterano tomó las riendas del partido y fue como un rayo eléctrico entre jugadores apáticos y fatigados. Enganchó a los suyos, que metieron por momentos al Granada en su área y el equipo se pareció a lo que debía parecerse, ahora sí, buscando la victoria. Entre Rodri y Lainez desquiciaron a los de Diego Martínez hasta el final del partido. El Betis lo intentó con disparos lejanos desde fuera del área, pero la jugada clave del partido llegó en el 87 tras un córner con consiguiente jugada embarullada en la que el colegiado pita cesión de Gonalons a su portero Aaron ante la incredulidad de los granadistas. La tensión se palpaba en el ambiente. Los once jugadores del Granada sobre la línea de gol, Canales esperando para sacar de manera indirecta. Pita el colegiado, cede a Borja Iglesias que dispara y rechaza en un jugador visitante, el rebote le cae a la zurda y con más corazón que cabeza fusila y entra por el único hueco de la portería en el que no había nadie para evitar el gol. Locura verdiblanca. La celebración lo dice todo. Los jugadores eran los que más necesitaban ese gol y todos los fantasmas del pasado se fueron en ese doblete de un Borja Iglesias que ya es el pichichi del Betis esta temporada.
El descuento no se jugó. Entre Lainez, Rodri y Borja Iglesias aguantaron la pelota en el córner el tiempo que hacía falta y los tres puntos se quedaron en el Villamarín para dejar al Betis a las puertas de entrar en Europa, subiendo a la sexta plaza, metiendo presión a la Real y pudiendo ser matemático el próximo jueves.