Un título diecisiete años después, una segunda clasificación europea consecutiva conseguida por partida doble, una puntuación liguera que mejora la anterior o más de cien goles a favor entre todas las competiciones son algunos de los logros obtenidos por el Betis en una 21/22 en verdiblanco que quedará para el recuerdo.
La cabalgada de Canales en Granada, las obras de arte de William y de Borja en Vallecas, el gol olímpico de Fekir en el derbi copero, las goleadas a la Real Sociedad, el penalti de Miranda… Son muchos e intensos los momentos vividos en una temporada que no queremos que finalice o al menos tener la certeza de que tendrán continuidad en el tiempo. Porque esto no debe ser una excepción, sino algo que podamos disfrutar con más frecuencia. No se trata de levantar un título todas las temporadas, que ojalá. Se trata de competir como lo está haciendo el equipo desde principios de 2021.
Las bases están puestas sobre unos pilares sólidos. El tándem que forman Cordón y Pellegrini ha demostrado en las dos temporadas que llevan en el club, la capacidad de crear un grupo unido donde prima el colectivo por encima de cualquier individualidad y la ambición por seguir dando pasos hacia adelante. Un entrenador con un mensaje convincente y un director general deportivo cuya labor es más que fichar o vender cada vez que se abre el mercado. El trabajo de ambos día a día con la plantilla está dando sus frutos y la mejor noticia para todos es que se prolongue durante muchas temporadas más.
Si la campaña anterior se obtuvo un meritorio sexto puesto en liga y unos cuartos de final de Copa vendiendo cara la eliminación, en la actual estamos a una jornada de mejorar posición liguera, después de haber levantado el trofeo copero y todo ello compitiendo en una Europa League donde se cayó con las botas puestas, siendo el equipo español que más ha extendido su estancia en tres competiciones al mismo tiempo. No es sencillo mejorar los resultados en todas las competiciones y con tantos frentes abiertos que dejan la cifra de partidos oficiales en 56 esta temporada. El Betis nunca lo había conseguido con Europa de por medio.
Tras enlazar dos temporadas con billete europeo, ahora queda lo más complicado, el paso de asentarse en la parte alta de la clasificación definitivamente y para ello habrá que dar los retoques necesarios en una planificación deportiva que será clave, donde el bloque ya está formado, pero necesita esas piezas que aumenten aún más la competitividad del equipo. Y por supuesto, mantener ese grado de compromiso y hacer ver a todos en el vestuario que, aunque venimos de una temporada brillante, todo es mejorable. Esa autoexigencia que muestra el entrenador en cada comparecencia y de la que ha impregnado a cada estamento del club.
Ilusión por la 22/23 que viene, pero antes de poner el broche a un curso futbolístico sobresaliente, hay que amarrar la quinta plaza en el Bernabéu. Aunque matemáticamente ya no sea posible avanzar posiciones, hay un puesto que defender. Precisamente esa es la mentalidad que nos ha llevado hasta aquí. La ambición de pelear cada partido sin renunciar a nada. Esto es lo que debe grabarse a fuego en el club y que perdure para siempre, más allá de cualquier profesional que pase por la entidad. Porque el Real Betis Balompié, nuestro Betis, debe seguir creciendo.
